Sobre la posición de la madre y las aporías de la sexualidad femenina.

En el año 1932 Freud aborda desde la clínica, el enigma de la feminidad, aquel que “ha puesto caviloso a los hombres de todos los tiempos”. [1]

Plantea que la situación femenina sólo se establece cuando el deseo de pene se sustituye por el deseo del hijo siguiendo una antigua equivalencia simbólica. [2] Y añade que el matrimonio no está asegurado hasta que la mujer ha conseguido hacer de su marido también su hijo. [3]

Nuestra civilización se hace cómplice de la identificación actual siempre posible con el tener. En la actualidad, nos encontramos con una crítica -entre otras- a un modelo de crianza originario en Estados Unidos: “La hipermaternidad”. Los niños, en este modelo, son signo de estatus, todo ha de ser perfecto: la casa, el coche y también el niño. “La maternidad se ha profesionalizado” [4]

La “hipermaternidad” nos muestra lo que ellas tienen: objetos que responden a la falta que inscribe la función fálica. Pero al aproximarnos por la vía de su decir, se pesquisa que el hijo sólo raras veces permite clausurar la cuestión de su deseo y paradójicamente cuanto más se realiza en lo fálico, más desaparece como mujer.

A pesar de las orientaciones fálicas, Freud no dejó de preguntarse por el deseo de una mujer. Nos advierte: “Eso es todo lo que tenía para decirles acerca de la feminidad. Es por cierto incompleto y fragmentario, y no siempre suena grato” [5] “Todo está todavía muy oscuro. No descuidaremos la existencia de un vínculo particularmente constante entre feminidad y vida pulsional” [6]

Hace unos días, en un periódico de actualidad, leemos lo siguiente: “Muchos aún vinculan la idea de la mujer plena a la mujer madre, abrí una investigación con un anuncio específico y con un título muy claro: Madres arrepentidas. Nada de madres con dificultades ni tampoco madres que en algún momento o solamente a veces se arrepienten. Arrepentirse de ser madre es considerar que la decisión de tener hijos ha sido un error”, a continuación, se añade:: “Tras dar a luz a mi hija, me vi frente a los límites de mis capacidades femeninas, se han cerrado los espacios, los horizontes.”[7] Hallamos aquí, “esa figura de herida, exiliada de las cosas.”[8]

Lacan nos dice que si la mujer encuentra en el niño una satisfacción, es precisamente en la medida en que halla en él algo que calma, algo que satura, más o menos bien, su necesidad de falo. Pero la noción de que a la madre le falta ese falo, que ella misma es deseante, no solo de algo distinto de él, sino simplemente deseante, es decir, que algo hace mella en su potencia, será para el sujeto lo más decisivo. [9] Así introduce al niño por medio de la angustia de castración, en una dialéctica de identificaciones que le permitirá desprenderse de la posición pasiva de objeto y al final, asumir su propio sexo.

Cuestiona que la mediación fálica drene todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer reconociendo una promoción conceptual de la sexualidad femenina. [10]

Su respuesta a la cuestión del deseo femenino comporta considerar otro goce, distinto del goce fálico.

El deseo femenino, un deseo otro, vuelve a la madre ausente, pero para el niño la diferencia será grande dependiendo de que lo sobrepase oscuramente y lo deje sin recursos frente al poder de su silencio, de un silencio que no es de palabras.

Eric Laurent [11] nos recuerda la frase enigmática de Lacan sobre el deseo criminal de las mujeres y de las madres, se trata de que lo que anuda a la madre con el hijo no está solamente del lado del bien, no se puede enmascarar simplemente con un “suficientemente buena”, destruir lo más querido es una de las consecuencias de la forma erotomaníaca.

Ese otro goce se encuentra en los márgenes de todo lo que se ordena en la serie fálica, no cabe bajo la barra del significante, su silencio es absoluto ya que no se cifra en el inconsciente.

En el seminario 11 Lacan relata un sueño suyo que lo toca y pone en juego a una mujer que golpea la puerta, “sé que estoy bajo el golpe del despertar, que estoy knocked”. [12]

“Hay un goce de ella, de esa que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual nada sabe ella misma, a no ser lo que siente: eso sí lo sabe. Lo sabe desde luego cuando ocurre. No le ocurre a todas”. [13]

El sujeto femenino se encuentra tomado entre “una pura ausencia y una pura sensibilidad” [14] Dividida por su propio goce en una parte que proviene del goce fálico y otra que da cuenta de otra dimensión, hallamos una duplicidad en la posición femenina: el lado civilizado, organizado por la ley familiar, y otro que no funciona del lado de la completud y la consistencia, es el lado suplementario.

Decir que La mujer no existe, es decir que no será nada de lo que podrá decirse de ella, que conserva su caracter abierto, de enigma siempre a descifrar en una lengua particular, incluso para sí misma. [15]

Podemos orientarnos por una de las sugerencias de Freud e incursionar por la vía de los poetas, por ejemplo la escritura de Clarice Lispector quien da cuenta de algunos momentos de hiato, bordeando el vacío. [16]

Si el silencio femenino no dejará de manifestarse y a la vez es un enigma que empuja a decir o a obturar… ¿Qué opera como límite a la metonimia del falo y a la opacidad del Otro absoluto?

Karina Piluso. 

Notas:

  1. Sigmund Freud, 2006, Obras completas. Nuevas Conferencias de introducción al psicoanálisis y otras obras (1932-1936) Tomo XXII. Amorrortu Editores. Buenos Aires. p. 105.
  2. Ibíd. p.119.
  3. Ibíd. p.124.
  4. Se puede leer en línea http://www.ara.cat/societat/EVA-MILLET-Deixem-preguntar-ho-democratica_0_1574242571.html
  5. Sigmund Freud, 2006, Obras completas. Nuevas Conferencias de introducción al psicoanálisis y otras obras (1932-1936) Tomo XXII. Amorrortu Editores. Buenos Aires p.125.
  6. Ibíd. p. 107.
  7. Se puede leer en línea http://www.lavanguardia.com/vida/20160915/41312220507/arrepentirse-de-ser-madre.html
  8. Jacques Lacan, 2014, Otros escritos “Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein””. Editorial Paidos. Buenos Aires. p. 209.
  9. Jacques Lacan, 1994, Seminario 4, La relación de objeto, Paidós, Buenos Aires, p. 73 y 74.
  10. Jacques Lacan, 2015, Escritos 2. “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” Siglo veintiuno editores. Buenos Aires. p. 693 y 689.
  11. Eric Laurent, 2003, “Hay un fin de análisis para los niños”, colección Diva. Buenos Aires. p. 181.
  12. Jacques Lacan, 2007, Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, p. 64.
  13. Jacques Lacan, 2007, Seminario 20, Aún. Paidós, Buenos Aires. p. 88.
  14. Jacques Lacan, 2015, Escritos 2. “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” Siglo veintiuno editores, Buenos Aires, p. 696.
  15. Conferencia sobre “Mujeres” dictada por Eric Laurent en las “Primeras Conferencias Jacques Lacan” celebradas en Barcelona el 13 de mayo de 2016. Puede verse en línea: https://vimeo.com/167547244.
  16. Clarice Lispector, 2008, Cuentos reunidos. “Amor”, Ediciones Siruela, Madrid, p 47. También se puede leer en línea: http://ciudadseva.com/texto/amor/