El fenómeno del selfie, un modo de autorretrato destinado mayoritariamente a la difusión en las redes sociales, interroga también la clínica de la anorexia. Bajo las etiquetas thinspiration (1), o su abreviatura thinspo, mujeres anoréxicas cuelgan en Instagram, Pinterest, Facebook y otras redes sociales selfies con imágenes de su cuerpo, y a menudo de partes de este, ofreciéndolos así, una y otra vez, a la mirada del Otro.

¿A qué responde esta práctica repetida en mujeres anoréxicas? ¿Se trata de un intento de acceder al ser femenino a través de buscar la consistencia del cuerpo imaginario? ¿Se busca en los selfie una identidad, un «soy»? ¿Son estos, más bien, un efecto de no poder producir una imagen del cuerpo como unidad y capaz de velar la castración?

La producción de la imagen del cuerpo

El infans podrá construir su imagen del cuerpo como una unidad a través del Otro. Necesita de las palabras del Otro, y también de su mirada, que Lacan subraya como primordial para que el infans acceda a la experiencia del estadio del espejo, al reconocimiento de su cuerpo como propio, separado del cuerpo de la madre.

La imagen del cuerpo que se produce funciona como un velo que recubre el cuerpo fragmentado, que va a mostrar el cuerpo como una unidad. Pero la unidad del cuerpo es siempre una ilusión, para todo sujeto. Permanece una discordancia fundamental, por ejemplo sentida como insatisfacción cuando uno se mira en el espejo, pues no hay una correlación armónica entre imagen y cuerpo real, en tanto algo de la pulsión siempre escapa a la representación.

Lo que el selfie enmarca

El selfie, como la fotografía, usa el encuadre, si bien hay importantes diferencias. En el selfie se trata siempre del autorretrato, de la fotografía del Self, y esto puede traducirse en el enmarcado del rostro o de fragmentos del cuerpo. Precisamente los selfies de fragmentos del cuerpo son una práctica muy frecuente entre algunas mujeres anoréxicas(2).

Esto ya da cuenta de una diferencia fundamental entre el retrato y el selfie, y específicamente en lo que respecta al uso en las etiquetas Thinspiration. El retrato fotográfico aspiraba a captar la esencia del sujeto y apuntaba a perdurar en el tiempo. El retrato no era sin palabras, sin historia. Por el contrario, se incluía en un discurso, se articulaba con la historia del sujeto, pasaba a formar parte de la historia en los álbumes familiares. Sin embargo, el selfie se juega en el aquí y ahora, su duración es el lapso de tiempo en el que se consiguen más o menos likes en Instagram. Los selfies se renuevan constantemente, porque su naturaleza misma esta destinada a perecer en el mar de las redes sociales.

Podemos hacer la hipótesis de que con el selfie, la anoréxica intenta darse identidad, a través de dar consistencia a su cuerpo con las imágenes. Sería, sin embargo, un intento vano, pues estas imágenes son mudas, incapaces de articularse a la palabra (3) . No pueden llegar a representar al sujeto. El sujeto queda atrapado en la voracidad misma de su propuesta, pues en el intento de hacer existir una identidad sigue procurando imágenes que alimentan las redes sociales.

Exaltación del hueco y objeto nada

Muchos selfies de mujeres anoréxicas enmarcan los huesos y los vacíos que estos contornean. Asociadas a thinspiration y thinspo, hay algunas etiquetas habituales referidas a los huesos como hip bones (hueso de la cadera), que exalta la fascinación producida por la visión de los huecos que se forman al faltar la carne en la zona de los huesos de la cadera, y thigh gap, o hueco entre los muslos.

Una paciente anoréxica relataba en sesión el asco que le daba ver, antes de la anorexia, como sus muslos se tocaban. Con la emaciación anoréxica aparecía un hueco entre los muslos y el asco desaparecía.

El reiterado encuadre y exaltación de los huecos dibujados por el adelgazamiento de la carne y la aparición del hueso, implica un interrogante. ¿Qué es lo que fascina tanto a la anoréxica de la aparición de ese hueco dibujado por el hueso sin carne? Una hipótesis nos llevaría a establecer una correlación entre la aparición del hueco y el objeto nada.

El vacío del estómago da cuenta del objeto nada que Lacan nos enseñó que la anoréxica come. Pero sabemos que precisamente el objeto nada no está vinculado a una zona específica del cuerpo, sino que por el contrario, se trata de «un objeto sui generis que gravita en el cuerpo pulsional y que parásita las zonas erógenas (…) debido a que se introduce en la raíz del funcionamiento de la pulsión misma» (4).

Es un objeto añadido por Lacan a la lista de los objetos pulsionales, a la vez que permanece fuera de serie. Porque el objeto nada no funciona como causa del deseo, como el resto de objetos pulsionales. Por el contrario, el objeto nada encarna la función anti-deseo, «es lo que resta de la función de Das Ding en la estructura del objeto pulsional” (5).

Un circuito sin fin

Tal vez el selfie le permite al sujeto anoréxico una congelación del encuadre respecto de su imagen en el espejo. Pero no consigue proporcionar un anclaje sólido (6) , de ahí la repetición del circuito. Además, esta práctica perpetua un goce del sujeto que expone su cuerpo permanentemente a la mirada del Otro. Se trata de atraer la mirada del Otro, de la que se tiene la confirmación a través de los likes, sin que se pueda acabar de abrochar algo en la imagen -con el significante- que permita poner fin a este circuito voraz.

Silvia Grasses. Miembro ELP y AMP. Barcelona.

  1. thin:delgado, inspiration: inspiración
  2. Un estudio sobre el uso de este tipo de etiquetas en las redes sociales afirma que «la mayoría de las imágenes (89%) representaban figuras femeninas», y que «las imágenes tienden a ser fragmentadas». J. Ghaznavi and L. D. Taylor, «Bones, bodyparts, and sex appeal: An análisis of #thinspirations images on popular social media», University of California, Davis, junio de 2015. Online en: file:///Users/oc/Downloads/Ghaznavi_Taylor_2015_Body_Image_Publication.pdf
  3. Siguiendo a Miquel Bassols, “no hay imagen unitaria posible del mundo antes de que el cuerpo se haya constituido como tal unidad a partir de una experiencia que sucede siempre anclada en el registro de lo simbólico, como una experiencia de lenguaje”. Destaca así el cuerpo de la imagen sobre la imagen del cuerpo. Este cuerpo de la imagen sería la estructura que permitiría a la imagen funcionar como imagen. Como afirma Domenico Cosenza, se trata de una imagen que responde a las leyes del significante, esto es, una imagen que remite a un discurso que nos concierne.
    M. Bassols, “Cuerpo de la imagen y cuerpo hablante”, Cosenza, “El cuerpo entre la imagen y el goce en los trastornos de la alimentación», conferencia publicada en Radio Lacan, http://www.radiolacan.com/es/topic/758/3# (audio italiano).
  4. Cosenza, «El objeto nada en la clínica de la anorexia», en La comida y el inconsciente. Psicoanálisis y trastornos alimentarios, Tres Haches, Buenos Aires 2013, pág. 94
  5. Íbid., pág. 101
  6. Remito de nuevo al texto citado de M. Bassols.