BIBLIOGRAFÍA: Citas de la «F» a la «G»

 

Feminidad

“(…) ella es el primer divino detalle”.

Miller, J.-A., Los divinos detalles, Paidós, Bs. As., 2011, p. 37.

Cita señalada por Maite Esteban (BOL Málaga)

…y lo escondido

“(…) nunca se esconde mejor que cuando no hay nada que esconder. Por lo que, llegado el caso, las mujeres que quieren tener que ver con los hombres exigen ciertas consideraciones. ¡Y es por lo que hay que dárselas siempre! También por eso la sexualidad femenina tiene una afinidad especial con lo clandestino y lo escondido. Para algunas mujeres es una condición del deseo”.

Miller J.-A., Intervención en el Coloquio sobre el cuerpo. (10-7-1993) publicada en Cuadernos. Andaluces de Psicoanálisis

Cita señalada por Maite Esteban (BOL Málaga)

…y el coraje

“Por supuesto, está el coraje de las mujeres, de seres que con respecto a la referencia fálica no tienen nada que perder. Eso puede dar un coraje sin límite que se encuentra en las mujeres, no se encuentra en los hombres. También las puede hacer feroces, mujeres que para proteger lo más precioso (…) están preparadas para ir hasta el final sin detenerse y para luchar como quieran. También el sentimiento de un handicap puede conducir a la posición de víctima, de queja o de miedo, pero es en la mujer donde se observa la inversión súbita del miedo en el coraje sin límite cuando se toca lo que se debe respetar, y se puede ver, al extremo, a la más miedosa de las mujeres convertirse de repente en una heroína”.

Miller J.-A., Conferencias Porteñas, Tomo III, Paidós, Bs. As., 2010 p. 67.

Cita señalada por Maite Esteban (BOL Málaga)

…y el horror a la Feminidad

“Cuando la dominación femenina se desprende de un discurso histérico, es decir, de una posición de un amo sin reglas que denuncia al falso amo, él mismo siervo de las reglas. Es decir, para ubicarse como brújula en la cuestión del coraje, hay que tener opinión, fundarse sobre la relación entre el coraje y la castración. El coraje siempre se ubica cuando podemos situar el franqueamiento de la barrera del horror a la feminidad. Hay coraje cuando se franquea esta barrera. Este horror a la feminidad lo tienen los dos sexos pero más los hombres que las mujeres”.

Miller J.-A., “Una conversación sobre el coraje”, Conferencias Porteñas, 3, Paidós, Bs. As., 2010, p. 68.

Cita señalada por Rosa Durá (BOL Valencia)

Falo

“Falo alado, Parapilla, fantasma inconsciente de las imposibilidades del deseo masculino, tesoro en que se agota la impotencia infinita de la mujer, ese miembro para siempre perdido de todos aquellos, Osiris, Adonis, Orfeo, cuyo cuerpo despedazado debe reunir la ternura ambigua de la Diosa-Madre, nos indica, reapareciendo bajo cada ilustración de esta larga búsqueda sobre el simbolismo, no sólo la función eminente que desempeña en él, sino cómo lo ilumina”.

Lacan J., En memoria de Ernest Jones: sobre su teoría del simbolismo, Escritos 2, Siglo XXI Editores, México, 1991, pp. 693-694.

Cita señalada por José Ángel R. Ribas (BOL Sevilla)

“La figura de Cristo, evocadora bajo este aspecto de otras más antiguas, muestra aquí una instancia más extensa de lo que supone la fidelidad religiosa del sujeto. Y no es inútil observar que el develamiento del significante más oculto que era el de los Misterios, estaba reservado a las mujeres.
En un nivel más ordinario, damos cuenta de esta manera:
a) del hecho de que la duplicidad del sujeto esté enmascarada en la mujer, tanto más cuanto que la servidumbre del cónyuge la hace especialmente apta para representar a la víctima de la castración; b) del verdadero motivo del que la exigencia de la fidelidad del Otro recibe en la mujer su rasgo particular; c) del hecho de que justifique más fácilmente esa exigencia con el argumento supuesto de su propia fidelidad”.

Lacan J., Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina, Obras Escogidas, Tomo 1, RBA, Barcelona 2006, p.712.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

Girl phallus

“Si se parte del hombre para apreciar la posición recíproca de los sexos, se ve que las muchachas-falo cuya ecuación fue planteada por el señor Fenichel de manera meritoria aunque vacilante, proliferan sobre un Venusberg que debe situarse más allá del ‘Tú eres mi mujer’ por el cual él constituye a su compañera, en lo cual se confirma que lo que resurge en el inconsciente del sujeto es el deseo del Otro, o sea el falo deseado por la madre”.

Lacan J., Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina, Obras Escogidas, Tomo 1, RBA, Barcelona 2006, p.711.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

…y el íncubo ideal

“¿Por qué no admitir en efecto que, si no hay virilidad que no sea consagrada por la castración, es un amante castrado o un hombre muerto (o incluso los dos en uno) el que se oculta para la mujer detrás del velo para solicitar allí su adoración, o sea desde el lugar mismo más allá del semejante materno de donde le vino la amenaza de una castración que no la concierne realmente?
Entonces es desde ese incubo ideal desde donde una receptividad de abrazo ha de transfigurarse en sensibilidad de funda sobre el pene.
Para lo cual constituye un obstáculo toda identificación imaginaria de la mujer (en su estatura de objeto propuesto al deseo) con el patrón fálico que sostiene la fantasía”.

Lacan J., Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina, Obras Escogidas, Tomo 1, RBA, Barcelona 2006, pp.711-712.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

Feminización del mundo

“El orden simbólico, hoy, está comido por las polillas. Si digo esto ahora que se termina el mes de enero del año 2000, este mes de enero que no volverá nunca, es porque entramos en la gran época de la feminización del mundo”.

Miller J.-A., Los usos del lapso, Paidós, Bs. As., 2004 p. 171.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

EL Goce femenino

“(…) Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso si lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando ocurre. No les ocurre a todas”.

Lacan J., El Seminario, Libro 20, Aún, Bs. As. Paidós 2010, p. 90.

Cita señalada por Maite Esteban (BOL Málaga)

«Es cierto que en un primer tiempo, Lacan circunscribió lo propio del goce femenino en relación al goce masculino. Lo hizo así en la serie de sus Seminarios XVIII, XIX, XX y en el escrito titulado L’Étourdit. Pero Lacan no se quedó allí: hay un segundo tiempo. En efecto, lo que entrevió por el lado del goce femenino lo generalizó hasta hacer de él el régimen del goce como tal».

Miller J.-A., Curso El ser y el Uno, 2011, lección del 2 de marzo 2011, publicada en Freudiana 61, p. 10.

Cita señalada por Isabelle Durand (Barcelona)

“Entonces, podemos decir que, para Lacan, hay un más allá del Edipo –lo cual no quiere decir sin el Edipo–. Hay un más allá del Edipo que permite definir algo del orden de lo femenino. Simplemente, eso no se define en términos de poder, no se define en términos de grupo, no se define en términos de emblemas ni de identificación. Eso no se reivindica tampoco. Aquí lo tienen: el goce femenino. Eso no se reivindica, eso acontece. Por una parte, eso acontece, y luego, por otra parte, se agita. Pero todo lo que está del lado de la reivindicación recae inmediatamente del lado del falo”.

Brousse, M. H., ¿Qué es una mujer?, De psicoanálisis inédito. Traducción Lorena Buchner. Fuente original: Conferencia dada el 18 de febrero de 2000 en La Maison de la Culture de Montreal, invitada por Le Pont Freudien. El texto original en francés se encuentra disponible en Marie Hélène Brousse : Quʼest-ce quʼune femme?

Cita señalada por Ángela González Delgado (BOL Castilla y León)

“(…) Es que lo real no guarda secreto: su silencio es sin ocultación. Ahí debemos aprender de las mujeres: sobre su goce no guardan secreto (el secreto está en la significación fálica del fantasma); sólo que no sienten la necesidad (o necedad) de decirlo todo”.

Vicens A., El ser del habla y la existencia del secreto, Freudiana nº66

Cita señalada por Maite Esteban (BOL Málaga)

“¿Este saber atribuido a las mujeres por los hombres era un saber sobre qué? Ellos creían que ellas tenían naturalmente acceso a cierto saber del amor, a cierto saber el goce, en la medido en que justamente los hombres pensaban que ellas tenían más goce. Y bien, tal vez fue por el psicoanálisis como los hombres terminaron por darse cuenta de que las mujeres no sabían más sobre eso, y que tener la experiencia de este goce suplementario no las ponía en condiciones de conocerlo. A partir de esta decepción, además Lacan se hizo famoso por construir sus esquemas de la sexuación femenina”.

Miller J.-A., Extimidad, Paidós, Bs. As., 2010, pp. 348-49.

Cita señalada por Rosa Durá (BOL Valencia)

…y el empuje a la mujer

“(Schreber) tiene el sentimiento de que ya han pasado a su cuerpo unos masivos «nervios femeninos», de los cuales, por fecundación directa de Dios, saldrán hombres nuevos”.

“Los nervios por él absorbidos han cobrado en su cuerpo el carácter de unos nervios de voluptuosidad femenina, y con un sello femenino mayor o menor, en particular sobre su piel, a la que prestan la peculiar blandura de ese sexo. Si ejerce leve presión con la mano sobre un lugar cualquiera del cuerpo, siente estos nervios bajo la superficie de la piel como unas formaciones a modo de hilos o cordones”.

“Por medio de un «dibujar» (un representar visual) es capaz de procurarse a sí mismo y a los rayos la impresión de que su cuerpo está dotado de pechos y partes genitales femeninas”.
“Reclama un examen médico para que se compruebe que todo su cuerpo, desde la coronilla a las plantas de los pies, está recorrido por nervios de voluptuosidad, lo cual, en su opinión, ocurre sólo en el cuerpo femenino, mientras que en el varón, por lo que él sabe, se encuentran nervios de voluptuosidad sólo en las partes genitales y en su inmediata proximidad. La voluptuosidad de alma que se le ha desarrollado por esta acumulación de los nervios en su cuerpo es tan intensa que, sobre todo yacente en la cama, le hace falta un mínimo gasto de fuerza imaginativa para obtener un contento sensual, que le otorga una vislumbre bastante nítida del goce sexual femenino en el acoplamiento”.

Freud S., Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (1911), Vol. 12, O.C. Amorrortu. Bs. As., 1992, pp.18-32.

Citas señaladas por José Ángel R. Ribas (BOL Sevilla)

El Goce de Dios

«En el sitio, opaco, del goce del Otro, de ese Otro en tanto podría serlo la mujer, si existiese, está situado el Ser supremo, manifiestamente mítico en Aristóteles, esa esfera inmóvil de donde proceden todos los movimientos, sean cuales fueren: cambios, generaciones, movimientos, traslaciones, aumentos, etc.
Por ser su goce radicalmente Otro, la mujer tiene mucho más relación con Dios que todo cuanto pudo decirse en la especulación antigua siguiendo la vía de lo que manifiestamente sólo se articula como el bien del hombre”.

Lacan J., El Seminario, Libro 20, Aún, p. 100.

Cita señalada por Lluïsa Andreu (BCFB)

El Goce místico

“El goce místico (de Santa Teresa), es consecuencia del trabajo de invención de un Dios necesario para tratar desde la posición femenina las declinaciones de su goce. En el hiato entre la experiencia del cuerpo vivo y el vacío que deja lo imaginario y el significante al intentar domeñar dicha experiencia, al parlêtre femenino no le es suficiente apelar al falo, sino que necesita, llamar y ser llamado por un Otro hasta encontrarse con la infinitud del S(A/). Como dice Lacan en el Seminario 10: ‘Para la mujer, el deseo del Otro es el medio para que su goce tenga un objeto, si puedo expresarme así, conveniente’. Dios es el Otro elegido por Santa Teresa”.

Molleda, E., Declinaciones del goce en Santa Teresa de Jesús. Revista El Psicoanálisis 28, Madrid, 2016. pp. 184-193.

Cita señalada por Enrique Gómez Crespo (BOL Castilla y León)

El goce del Padre

“¿Cómo una mujer consiente en dejarse tomar por un hombre, en el lugar del partenaire síntoma? Recurriendo a los términos que J.-A. Miller destacaba hace tiempo en su curso, podemos suponer que hay acá una articulación, incluso una estrecha relación, entre la causa y el consentimiento. Dicho de otro modo, ella no consentiría si no hubiera una consonancia que en ella prefigura una respuesta que ya estaba allí. Podemos en consecuencia anticipar la hipótesis –extraemos de la experiencia analítica conducida hasta el pase– que esta posición ella la tiene según la modalidad que le es propia de hacer existir, por la vía del síntoma, el goce del padre”.

Solano E., “El consentimiento femenino”, en Clínica lacaniana, Tres Haches, Bs. As., 2003, p. 58.

Cita señalada por Mónica Marín (BOL Bilbao)