BIBLIOGRAFÍA: Citas de la «H»

 

Histeria

“Lo que la histérica quiere, en el límite, que se sepa, es que el lenguaje no alcanza a dar la amplitud de lo que ella, como mujer, puede desplegar con respecto al goce. Pero lo que le importa a la histérica no es esto. Lo que le importa, es que el otro que se llama hombre sepa en qué objeto precioso se convierte ella en este contexto de discurso”.

Lacan J., El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Barcelona, 1992, p. 35.

Cita señalada por Gracia Viscasillas (BOL Zaragoza)

“Lo que la histérica quiere es un amo. (…) Quiere que el otro sea un amo, que sepa muchas cosas, pero de todas formas que no sepa las suficientes como para no creerse que ella es el premio supremo por todo su saber. Dicho de otra manera, quiere un amo sobre el que pueda reinar. Ella reina y él no gobierna”.

Lacan J., El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Barcelona, 1992, p. 137.

Cita señalada por Gracia Viscasillas (BOL Zaragoza)

“La histérica revela la impotencia del significante amo, su semblante, y al mismo tiempo encarna el goce femenino como goce de ser privada por la madre, por la Otra mujer”.

Brousse M. H., “Muerte y resurrección de la histérica”, en Virtualia 6, 2002.

Cita señalada por Rosa Durá (BOL Valencia)

“El propio sujeto histérico, se aliena por el significante amo como sujeto al que el significante divide –al que, en masculino, representa al sujeto-, este sujeto que se opone a hacerse su cuerpo. A propósito de la histeria se habla de complacencia somática. Aunque el término sea freudiano, ¿no podemos darnos cuenta de que es bastante extraño y que se trata más bien de rechazo del cuerpo?”

Lacan J., El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Barcelona, 1992, pp. 98-99.

Cita señalada por Gracia Viscasillas (BOL Zaragoza)

“¿Quién no comprendería la decepción de Freud al notar que la no-cura a la que llegaba con la histérica solo conduciría a hacerle reclamar dicho semblante repentinamente provisto de virtudes reales, por haberlo enlazado a ese punto de divergencia que, por no ser inhallable en el cuerpo, es evidente, es una representación topológica completamente incorrecta del goce en una mujer? Pero, ¿Freud lo sabía? Podemos preguntárnoslo”.

Lacan J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós. Bs. As., 2009, p.142.

Cita señalada por José Ángel R. Ribas (BOL Sevilla)

“Un mínimo acercamiento al histérico basta para comprender este desprecio por la verosimilitud. Es él quien nos enseña que lo que se encuentra en el corazón mismo de las identificaciones verosímilmente femeninas es, por el contrario, una identificación inverosímil con el padre. No alcanza con decir que las identificaciones femeninas están hechas para valer a los ojos de los hombres. En psicoanálisis hay que dar un paso más; esto es, llegar al punto en el que, de alguna manera, el hombre es ella. El hombre no es sino una mediación para entender la verosimilitud femenina”.

Miller J.-A., Los signos del goce, Paidós, Bs. As., 1998. pp. 129.

Cita señalada por Virginia González Diez (BOL Castilla y León)

…y el síntoma histérico

“Para tener acceso a este reconocimiento de su Feminidad, le sería necesario realizar esa asunción de su propio cuerpo, a falta de la cual permanece abierta a la fragmentación funcional (para referirnos al aporte teórico del estadio del espejo), que constituye los síntomas de conversión”.

Lacan J., “Intervención sobre la transferencia”, Escritos 1, Siglo XXI Editores. México, 1990, pp.209-210.

Cita señalada por José Ángel R. Ribas (BOL Sevilla)

“Así pues, individuos que Aristóteles toma por cuerpos pueden no ser nada más que síntomas ellos mismos relativamente a otros cuerpos. Una mujer, por ejemplo, es síntoma de otro cuerpo (…). Si no se da el caso, una mujer queda síntoma denominado histérico”.

Lacan J., “Joyce el síntoma”, Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p.595.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

“Por el contrario, el sinthome de un parlêtre es un acontecimiento de cuerpo, una emergencia de goce. El cuerpo en cuestión, por otra parte, nadie dice que sea el de uno. Puedes ser el síntoma de otro cuerpo por poco que seas una mujer. Hay histeria cuando hay síntoma de síntoma, cuando haces síntoma del síntoma de otro, o sea, síntoma en segundo grado. El síntoma del parlêtre sigue pendiente de esclarecimiento, sin duda, en relación con los tipos clínicos – no hago más que referirme, tras los pasos de Lacan, a lo que concierne a la histeria”.

Miller J.-A., El inconsciente y el cuerpo hablante, Presentación del tema: hacia el X Congreso de la AMP Río de Janeiro, 2016, Scilicet, Grama, Bs. As., 2016, pp. 28-29.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

“Lo que Lacan subraya es que el síntoma histérico tal como lo instituye Freud, es un síntoma articulado a la estructuración edípica. Para constituir su síntoma el sujeto histérico se apoya en el amor del padre, no para descifrarlo sino para identificarse a un síntoma del padre (…). En su última enseñanza Lacan pone esto de relieve. Dice que el síntoma histérico es síntoma de un síntoma. Y más bien trata de presentar un nivel del síntoma articulado no al cuerpo del padre sino a un cuerpo como tal, el cuerpo de la pareja (…)”.

Extracto de la Conferencia “Las mujeres”, por Laurent E., en las Primeras Conferencias Internacionales Lacan J., Barcelona, 2016.

Cita señalada por Gracia Viscasillas (BOL Zaragoza)

«Un síntoma histérico es algo muy curioso. Se soluciona a partir del momento en que la persona, que verdaderamente no sabe lo que dice, comienza a balbucear. ¿Y el histérico macho? Ni uno se encuentra que no sea una hembra”.

Lacan J., Consideraciones sobre la histeria, Bruselas 26 de febrero de 1977.

Cita señalada por Teresa Ballester (BCFB)

Homosexualidad

“Lo mismo vale para las mujeres; tampoco en ellas carácter sexual y elección de objeto coinciden en una relación fija. Por tanto, el misterio de la homosexualidad en modo alguno es tan simple como se propende a imaginarlo en el uso popular: Un alma femenina, forzada por eso a amar al varón, instalada para desdicha en un cuerpo masculino; o un alma viril, atraída irresistiblemente por la mujer, desterrada para su desgracia a un cuerpo femenino”.

Freud S., Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina, Vol. 18, O.C. Amorrortu. Buenos Aires, 1992, p. 163.

Cita señalada por José Ángel R. Ribas (BOL Sevilla)

“El caso princeps de Freud, inagotable como de costumbre, nos hace percatarnos de que ese desafío (reemplazado) toma su punto de partida en una exigencia del amor escarnecida en lo real y que no se contenta con nada menos que con permitirse los lujos del amor cortés.

Si este amor más que ningún otro se jacta de ser el que da lo que no tiene, esto es ciertamente lo que la homosexualidad hace a las mil maravillas en cuanto a lo que le falta.
No es propiamente el objeto incestuoso el que ésta escoge a costa de su sexo; lo que no acepta, es que ese objeto sólo asuma su sexo a costa de la castración.
Lo cual no significa que ella renuncie por ello al suyo: al contrario, en todas las formas, incluso inconscientes, de la homosexualidad femenina, es a la Feminidad adonde se dirige el interés supremo”.

Lacan J., Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina, Obras Escogidas, Tomo 1, RBA, Barcelona 2006, p. 714.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

“Falta sacar la lección de la naturalidad con que semejantes mujeres proclaman su calidad de hombres, para oponerla al estilo de delirio del transexualista masculino.
Tal vez se descubra por ahí el paso que lleva de la sexualidad femenina al deseo mismo.

En efecto, lejos de que a ese deseo responda la pasividad del acto, la sexualidad femenina aparece como el esfuerzo de un goce envuelto en su propia contigüidad (de la que tal vez toda circuncisión indica la ruptura simbólica) para realizarse a porfía del deseo que la castración libera en el hombre dándole su significante en el falo”.

Lacan J., Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina, Obras Escogidas, Tomo 1, RBA, Barcelona 2006, pp.711-712.

Cita señalada por Carmen Cuñat (Madrid)

“Pero sucede que también las mujeres están enalmoradas, es decir, alman el alma. Pero esa alma que alman en su pareja, homo hasta la empuñadura sin embargo, y de la que no se zafarán ¿qué será a la postre? En efecto, eso solo puede conducirlas a ese término último (…) la histeria, que es hacer de hombre, y ser por tanto también ella homosexual o fuerasexo; de allí que les sea difícil no sentir el impase que consiste en que se mismen en el Otro, porque, a la postre, no hay necesidad de saberse Otro para serlo”.

Lacan J., El Seminario, Libro 20, Aún, Barcelona, Paidós, 1975, p. 103.

Cita señalada por Rosa Durá (BOL Valencia)

Horror a lo femenino

“Esta elevada estimación por el miembro masculino se convierte en destino para ellos. Escogen a la mujer como objeto sexual en su infancia mientras presuponen en ella la existencia de esta parte del cuerpo que reputan indispensable; cuando se convencen de que la mujer los ha engañado en este punto, ella se les vuelve inaceptable como objeto sexual”.

Freud S., Análisis de la fobia de un niño de cinco años, Vol. 10, O.C. Amorrortu. Bs. As., 1992, p. 90.

Cita señalada por José Ángel R. Ribas (BOL Sevilla)