Eje Temático: Clínica del amor. La función del partenaire

Clínica del amor. La función del partenaire

Por Mercedes de Francisco.

Como ya advertía Freud, el amor y el trabajo son dos temas fundamentales que afectan la vida de los humanos.

Es por eso que el psicoanálisis tiene al amor como un referente necesario. Freud alumbró el concepto de transferencia para nombrar el lazo que une al analizante con el analista y lo consideró un amor de pleno derecho.

A este eje de las Jornadas se añade otro matiz con la entrada en juego del partenaire. Ese otro al que elegimos y que nombramos con esta palabra francesa que se ha hecho parte de nuestro decir.

Veremos, entonces, en la experiencia analítica que cuando se habla del amor rápidamente aparece “el partenaire”, ese otro que nos acompaña fundamentalmente en la relación erótica, pero también en otras declinaciones del amor como el filial, el amistoso, el fraternal, etc.

Jacques-Alain Miller, a lo largo de sus cursos de orientación lacaniana ha mostrado como Freud y Lacan abordaron el tema del amor y la cuestión del partenaire. El curso de Miller “Los divinos detalles” (1) hace un recorrido pormenorizado del amor en Freud y del salto que Lacan realiza y que lo lleva a construir, con respecto a la transferencia, el concepto del Sujeto Supuesto Saber. Dicho concepto permite hacer hincapié en el registro simbólico de la transferencia y conseguir que no quede reducida al campo imaginario, sobre todo con el uso de la idea de contratransferencia de los postfreudianos.

Jacques-Alain Miller va señalando las variaciones y cambios que el amor tuvo en la enseñanza de Lacan, y en su curso “El partenaire síntoma” (2) nos trae este nuevo concepto que, como aclara Miller, no está en Lacan pero que se deduce de su orientación. Este es un curso imprescindible para el que quiera ahondar en este tema.

En el Seminario Aún, Lacan considera que cuando se trata del amor no está en juego el sexo. Esta formulación, un tanto enigmática, nos remite a otra: “la imposibilidad de la escritura de la relación sexual” que Lacan deduce lógicamente de los goces correspondientes a las “posiciones hombre, mujer” que no se confunden con el género, y que no son armónicos ni complementarios. Frente a este imposible, el amor tiene la función de suplencia, un momento donde esa imposibilidad se suspende. Por ello, en cuanto al amor, no se trata de las posiciones sexuadas en sentido estricto.

Es indudable que una suplencia no elimina esta imposibilidad, este desencuentro de los goces, e inevitablemente el amor se verá afectado por esta falta de armonía.

Lacan irá mostrando este contrapunto y se adentrará en la indagación de la función que ocupa el partenaire, fundamentalmente en su Seminario El sinthome (3).

Una mujer para un hombre tiene un valor de sinthoma, y -como el sinthoma se caracteriza por la no equivalencia-, Lacan plantea que un hombre para una mujer, será una aflición, peor que un sinthoma, incluso un estrago. Cuando hablamos del ser parlante no hay correspondencia en el valor que como partenaire tiene una mujer para un hombre con el que tiene un hombre para una mujer.

La no equivalencia es el único reducto donde se sostiene la relación sexual cuando hablamos de ser hablante (4).

A partir de la enseñanza de Jacques Lacan y la orientación de Jacques-Alain Miller, se separa definitivamente el trabajo analítico de un intento adaptativo o terapéutico, donde se aspire a encontrar un modelo de partenaire que no fuera sinthomatico para conseguir una armonía que es imposible.

 

  1. Miller, Jacques-Alain. Los divinos detalles. Paidós, Bs.As. 2010.
  2. Miller, Jacques-Alain. El partenaire-síntoma. Paidós, Bs.As. 2008.
  3. Lacan, Jacques. Le sinthome. Paidós. Bs.As. 2006.
  4. ibid. Pag 99.