Eje Temático: Las neurosis de ayer y de hoy: aproximaciones y diferencias

Las neurosis de ayer y de hoy: aproximaciones y diferencias

Por Andrés Borderías.

“¿Qué  fue  de  las  histéricas  de  antaño,  de  aquellas  maravillosas  mujeres,  las  Anna  O,  las  Emmy von N? No sólo jugaron un cierto papel sino un papel social cierto. Fueron ellas quienes permitieron el nacimiento  del  psicoanálisis  cuando  Freud  se  dispuso  a  escucharlas.  Al  escucharlas,  Freud inauguró   una   modalidad   completamente   nueva   de   la   relación   humana. ¿Qué   sustituye actualmente  a  los  síntomas  histéricos  de  otro  tiempo?  ¿No  se  ha  desplazado  la  histeria  en  el campo social? ¿No la habrá reemplazado la chifladura psicoanalítica?” [1].

J. Lacan, Consideraciones sobre la histeria, 1976.

La clínica ha cambiado, no nos cansamos de repetirlo [2]. La neurosis desapareció de los sistemas clasificatorios para dar paso a una clínica sindrómica en constante transformación, a la par que el síntoma de conversión histérico fue perdiendo su consistencia y también su lugar emblemático para dar paso a nuevos fenómenos clínicos, en los que el empuje al goce cobró protagonismo sobre la verdad y el saber.

Si “la etiología sexual” de los fenómenos clínicos sigue vigente, tal y como formuló Freud para las neurosis, sin embargo sus manifestaciones han mutado, diversificándose, conforme cambió el Otro de la época. De la clínica de los síntomas, nos hemos deslizado a la clínica de los trastornos y los fenómenos de goce, en los que las patologías del acto, la impulsión y las adicciones han cobrado protagonismo. De “la tos” de Dora a los episodios de anorexia-bulimia, los TLP, las fibromialgias, las problemáticas de género… ¿diremos que han desparecido las estructuras clínicas, o que se han diversificado los fenómenos, haciendo más difícil ubicar su lógica y el diagnóstico para el psicoanalista?

Por otro lado, estos cambios… ¿siguen una declinación particular según la sexuación? ¿Qué podemos decir acerca de las variaciones actuales para la histeria y la obsesión “en las mujeres”? Pregunta que trataremos de abordar en estas próximas Jornadas, y que apunta a un nudo paradójico, pues tanto la histeria como la obsesión “femeninas” implican en definitiva una defensa y un rechazo del goce Otro, lo más específicamente femenino.

Lacan mostró que la brújula que señalaba la diferencia entre “normalidad” y neurosis en tiempos de Freud era el Nombre del Padre. Al avanzar su “evaporación” (3) a lo largo del siglo XX el efecto se ha dejado sentir sobre la represión y como consecuencia sobre el síntoma, histérico u obsesivo, pues éste precisa del “no” al goce que opera el Nombre del Padre. Jacques Alain Miller sintetizó este proceso al señalar “el ascenso a los cielos del objeto a”, la preponderancia del objeto de goce sobre el Ideal, como consecuencia del impacto del discurso capitalista sobre el Otro -que ya no existe-, y formuló un matema: a>I, para representar este proceso [4].

Esta evaporación tiene consecuencias sobre el inconsciente, término que Lacan propone abandonar al final de su enseñanza por el de parletre. De hecho, nuestra práctica se orienta menos sobre la cuestión de la represión y su levantamiento en términos de verdad, que sobre el impacto del significante sobre el goce del cuerpo. Lacan -él mismo lo afirma en su conferencia- avanza en su enseñanza conducido por las histéricas hacia lo real, para proponer en el Seminario XXIII el término de “histeria rígida”, “histeria material”, como nuevos nombres de un particular anudamiento borromeo de real, cuerpo y significante [5]. Formula así una histeria sin nombre del padre, sin intérprete, fuera del sentido, en el que el relato edípico se ha evaporado, y en el que encontramos una relación mucho más directa entre lalengua y el cuerpo [6]. Este recorrido, que arranca en el seminario XX, y avanza hacia lo real con la relectura que Lacan realiza de la histeria a la luz de su trabajo sobre Joyce, para desembocar en una investigación topológica en el seminario XXIV y su conferencia “Consideraciones sobre la histeria” de 1977. Este recorrido arroja una oposición clara entre una histérica y una mujer [7].

Sin embargo, y a pesar de todo, mantenemos la oposición binaria neurosis-psicosis, mientras que la categoría de perversión se encuentra también en proceso de evaporación en la medida en que a>I da cuenta de la perversificación de la época misma. Esta oposición ofrece un punto de referencia sólido y operativo, pero a la vez, impide la ubicación de una zona de la clínica actual. El término “psicosis ordinaria” encuentra en esa zona, antes ocupada por la categoría de borderline su razón de ser. Dicho término fue formulado por J.A.Miller a partir de la última enseñanza de J.Lacan y nos obliga a plantearnos si la histeria y la obsesión de hoy día han dejado de ser ordinarias. Se trata pues de ir más allá de los comportamientos, los fenómenos, la personalidad, hacia una fundamentación lógica de la estructura, cuestión que Lacan nunca abandonó. En el mismo texto que encabeza esta nota, Lacan afirmó: “Con la esperanza de alcanzar lo real, sigo la pista de esa noción de estructura […].”

En “Retorno sobre la psicosis ordinaria” [8] J.A. Miller es muy preciso, señala que la neurosis presenta una estabilidad, una repetición, y formula incluso algunos criterios para su diagnóstico: “Precisa de una relación al Nombre del Padre, -no un Nombre del Padre-, pruebas de la existencia de menos phi, de relación a la castración, a la impotencia y a la imposibilidad. Debe haber una diferenciación neta entre el yo y el ello, entre significantes y pulsiones; un superyó claramente trazado. Si no hay todo eso y otras cosas, entonces no es una neurosis, es otra cosa”. Así pues, tras los diagnósticos de TLP, las anorexias, los múltiples fenómenos de cuerpo, pero también tras discretas sintomatologías aparentemente obsesivas u histéricas, hay que fundamentar el diagnóstico de estructura.

Tenemos entonces tres perspectivas distintas para interrogar las variaciones en las neurosis:

La primera es una perspectiva postedípica, que apunta a esclarecer los nuevos fenómenos en el campo de la clínica femenina en un sentido amplio, y que atraviesa la diferencia entre histeria y obsesión, pero sin descartarlas. Captamos aquí los efectos de la desunión en sus componentes de lo que antes estaba reunido alrededor del Edipo freudiano: la recuperación fálica, el goce sexual y el amor. Pues en nuestra época se amplían las posibilidades y consecuencias de prescindir del padre, y ello alcanza la reproducción, las relaciones de objeto, las prácticas y los objetos de goce [9].

La segunda es una perspectiva estructural, que parte de la dificultad para diferenciar entre neurosis y psicosis, en una clínica en la que la fenomenología corre el riesgo de confundirnos. Esta problemática merece una investigación sostenida [10].

La tercera es una perspectiva borromea, en la que se trata de explorar los últimos desarrollos de Lacan sobre la histeria. Encontramos allí la histeria rígida. Más allá de las representaciones artísticas de “la histeria rígida”, como la “Dora de Cixous”, o la obra literaria de Clarice Lispector, ¿podemos aproximarnos a algunas figuras clínicas que den cuenta de estas nuevas formas rígidas de la histeria? Por otro lado, ¿qué implica plantear un anudamiento obsesivo del nudo como hace Serge Cottet? [11].

Y bien, esta es mi propuesta para interrogar las novedades en la clínica de las neurosis “femeninas”.

 

  1. J. Lacan, Consideraciones sobre la histeria, Bruselas 26 de febrero de 1977, Ed. Universidad de Granada.
  2. La serie de conversaciones clínicas de Arcachon, Antibes, Angers, publicadas en sucesivos volúmenes desde finales de los años 90 dan cuenta de ello. Ver: Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, J. A. Miller y otros, Ed. Paidós; Las psicosis ordinarias, J. A. Miller y otros, Ed. Paidós; Embrollos del cuerpo, J. A. Miller y otros, Ed. Paidós.
  3. J. Lacan, Note sur le père, La Cause du désir nº89
  4. J. A. Miller, Una fantasía, El Psicoanálisis nº9
  5. J. Lacan, Seminario XXIII, El sinthome, Cap. VII.
  6. E. Laurent y F. Ansermet, Conferencias en Lausana. También puede leerse de M. H. Brousse, Entrevista en Barcelona sobre Consideraciones sobre la histeria. Por último, ver De la histeria sin nombre del padre, de J. C. Indart y otros, Ed.Grama.
  7. J. Lacan, Otros Escritos, Joyce el síntoma. Ed.Paidós.
  8. J. A. Miller, Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, Freudiana nº 58.
  9. VVAA, Mujeres contemporáneas, Actas de la II Jornada del Seminario Hispanohablante de Paris, Ed.Campo Freudiano, 1995. Pero también el libro de Eric Laurent, L´Envers de la biopolitique, Ed.Navarine, 2016.
  10. Y. Vanderveken, Vers une generalisation de la clinique des signes discrets, en la revista Quarto nº 112/113, Bruselas 2016.
  11. S. Cottet, 12 estudios freudianos, A propósito de la neurosis obsesiva femenina. Ed. UNSAM, 2013.