“Tenemos la impresión de estar contemplando una mente que se halla a solas consigo misma; una mente que piensa tan poco en su público que de vez en cuando recurre a una especie de taquigrafía particular, tal como acostumbra a hacer el pensamiento en su soledad, se divide en dos y habla consigo misma.

Virginia Woolf. Del prólogo al Diario de Katherine Mansfield (1)

En la historia y en la literatura abundan ejemplos de diarios de ciertos personajes de los que se cree que a partir de su descubrimiento y lectura, uno podría saber algo de esa intimidad ¿Pero es realmente así?

Lo que está más que comprobado, si puedo decirlo de este modo, es que esta escritura es algo “muy de las mujeres”, un modo de dar vueltas a lo hembra -al menos de las de mi época. El diario íntimo era algo muy preciado, e inmediatamente después de escribir en él, la llave se guardaba celosamente en escondites recónditos, siempre con el temor de que al pretender el escondite perfecto, nos olvidemos de cuál era… ¿Importaba si no podíamos abrirlo? ¿Qué se escribía allí? Tuve un diario de los 8 a los 15 años y puedo asegurar que lo que allí escribía, era sin dudas no-todo. De hecho, creo que el valor del diario íntimo, es justamente aquello que no se escribe ahí, pero que está, que circula a otro nivel.

Porque se escribe en soledad, y es una soledad sin Otro. Es una letra que no llama ni al interés, ni a la atención, ni siquiera a la interpretación.

Cuando uno escribe en el diario, esas primera tres palabras que encabezan cada escrito “Querido Diario íntimo”, parecen estar dirigidas a Otro, pero ¿a qué Otro se le dedica este diario? Puede ser que a veces funcione como un confesionario, o como sitio de descarga de preguntas sin respuestas. ¿Pero a quien se dirige? ¿A qué?

Por cómo se adjetiva sabemos que ante todo es “querido”, “amado”, “estimado”, y eso es ineludible: amamos ese lugar al que hablamos/callamos.

Algo me orienta en esta pregunta, que me lleva a pensar en Un diario éxtimo.

Es una nota que  J A Miller escribió para Página 12 (2), donde nos recordaba que este vocablo que inventó Lacan, “extimidad”, se construye sobre el de “intimidad”. Que no son opuestos para nada, más bien se trata de una formulación paradójica. Lo éxtimo es lo que está más próximo, lo más interior, pero sin dejar de ser exterior; es precisamente lo más íntimo. Esta palabra indica, sin embargo, que lo más íntimo está en el exterior, que es como un cuerpo extraño. Ahí la paradoja.

La extimidad es, de esta manera, una fractura constitutiva de la intimidad. Ponemos lo éxtimo en el lugar donde se espera, se aguarda, donde se cree reconocer lo más íntimo. Es en su fuero más íntimo donde el sujeto descubre otra cosa.

Es difícil situar y estructurar esa extimidad, por lo que se hace preciso establecer una estructura de lo éxtimo que intente demostrar que es pensable y construible como lo más próximo, lo más interior, sin dejar de ser exterior. Creo que en este punto el diario íntimo puede darnos una pista.

Ya el concepto de inconsciente freudiano da cuenta de esa estructura, por lo que entonces es legítimo hablar de extimidad del inconsciente.

Esto llevó a un primer Lacan, que hacía del inconsciente el discurso del Otro, a plantear el Otro como éxtimo, lo éxtimo del hombre.

Dice Lacan “¿Cuál es, pues, ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo, puesto que en el seno más asentido de mi identidad conmigo mismo es él quien me agita?”(3)

Éxtimo es, en primer lugar, el Otro del significante, éxtimo al sujeto, aunque más no sea porque la lengua mía, en la que expreso mi intimidad, es la del Otro. Pero también hay otro éxtimo que es el objeto.

Pero lo que me lleva a pensar más allá del Otro del significante, es ese quien me agita, para pensar esta cuestión desde el goce femenino, ese que en la parte que le toca a ellas, a las mujeres una por una, las sacude, y al mismo tiempo las rescata, tal como Lacan lo plantea en el seminario Aún (4).

Me dirijo directamente al Diario de Katherine Mansfield, de cuyo prólogo extraje las palabras que preceden este texto, y dejarme enseñar sobre este tema. Pronto me encuentro con que más que un diario íntimo, es una recopilación hecha por su último marido, de documentos inéditos que la escritora había dejado, con los cuales él compuso un diario…y viene acompañado por comentarios suyos, del marido.

Primera observación, antes de adentrarme en la lectura: ¿podemos decir que más que diario íntimo, de ella, parece más bien los restos que él pudo reunir para armar algo que intente descifrarla?

A leer.

Betina Ganim. Socia sede Barcelona de la ELP: Mallorca.

  1. MANSFIELD, KATHERINE. Diario. Ed. Debolsillo, 2016
  2. MILLER, J-A. Nota en el periódico Página/12, 8de abril de 2010. http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/subnotas/143452-46125-2010-04-08.html
  3. LACAN,J. Seminario sobre “La carta robada”. Escritos 1. Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2008.
  4. LACAN, J. El Seminario, Libro 20, Aún. Clase VI. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006.