Leer a Kundera es, tropezar constantemente con lo real del cuerpo, el amor, el sexo, y la muerte. Y también hacer existir al inconsciente. Los sueños hacen que los personajes se conviertan en obras de arte.

Su estilo directo, claro, con palabras vivas en lugar de imágenes, constituyen su esencia, no está todo escrito.

Entre diálogos y reflexiones Kundera escribe sobre las vicisitudes de la vida amorosa, en constante tensión, sufrimiento, contradicción. Lo interesante es el movimiento que el autor mantiene con los personajes. Es como si se relacionara con ellos. Los cuestiona, los cuida, los comprende.

Cada personaje, desde un lugar particular, interroga de forma transcendental la futilidad de la existencia, el exceso que hay en la misma.

Trae a la vida de los personajes, la necesidad del eterno retorno de Nietzsche, por el cual todo lo vivido ha de repetirse eternamente. Aunque esta repetición no deja de tener consecuencias en los personajes.

“Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces…la imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada. ¿Es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?”

Kundera escribe: “Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. ¿Qué hemos de elegir el peso o la levedad?”

Tomás, el personaje central de la novela, sufre por haberle abierto la puerta al amor. Un amor que se le presentifica como figura de un niño abandonado en un canasto en la puerta de su casa. Imagen que lo captura, lo toca en lo más íntimo del ser. Así Teresa entra en su vida para no salir más, hasta la muerte, de ambos.

Una sucesión de casualidades hacen al encuentro de Tomás y Teresa. Tomás oscila entre la belleza de las mismas y una intensa agonía.

Kundera pregunta al hombre y a la mujer que hay en sus personajes por el deseo, el amor y el goce. Cada posición sexuada conduce a las mismas preguntas. Que quiere una mujer, que hace falta para que el deseo y el amor se encuentren, qué del goce escapa a ello.

Tomás elige abandonar a su mujer y a su hijo, y se construye un sistema que le permite acceder a las mujeres sin miedo, obteniendo una solución de compromiso “amistad erótica”. Solución que empieza a flaquear cuando Teresa aparece en su vida, no porque haya una renuncia a las otras mujeres, si no por una cuestión existencial: la culpa, la compasión, la soledad.

Tomás tenía claro que hacer el amor con una mujer y dormir con ella eran dos pasiones antagónicas. El amor se manifiesta en el deseo de dormir con alguien, se decía. El amor que había entre Teresa y él era bello pero también fatigoso. Había el esfuerzo y había la belleza. Escribe: disfrutaba de la dulce levedad del ser. Pero cuando aparecía la compasión por ella, venía el peso. Un vaivén constante entre la levedad y el peso del ser.

“Pero aquel que no piensa en el cuerpo se convierte más fácilmente en su víctima.”

Así introduce Kundera el personaje de Teresa. Teresa nació, escribe, de la irreconciliable dualidad del cuerpo y el alma. El cuerpo era una jaula y dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, era el alma. Ella trataba de verse a sí misma a través de su cuerpo.

Es interesante el tratamiento de la vergüenza en el personaje, Kundera dice: “es como si el nivel de vergüenza pretendiera expresar el nivel de valor que tiene su cuerpo. Ahora cuando prescinde de la vergüenza, lo hace de modo radical, como si con su desvergüenza quisiera hacer una solemne tachadura sobre su vida y gritar que la belleza y la juventud, que había sobrevalorado, no tienen en realidad valor alguno.”

La desnudez era para Teresa el signo de la uniformidad obligatoria del campo de concentración, el signo de la humillación. El campo de concentración es la liquidación total de la vida privada. Su madre exigía una constante exposición irónica de los cuerpos, negando así toda posibilidad de hacer existir un cuerpo en lo privado, el ser. Su madre quería decirle: tu cuerpo es como los demás cuerpos, no tienes derecho a la vergüenza. En el mundo de la madre todos los cuerpos eran iguales y marchaban en fila uno tras otro. El alma para Teresa estaba en algún lugar del páncreas o del estómago. Alguna vez creyó que podría utilizar el cuerpo como reclamo del alma.

“Teresa está ante el espejo como hechizada y mira su cuerpo como si fuese ajeno, ajeno y sin embargo, adjudicado precisamente a ella.”

A partir de un encuentro sexual fortuito, Teresa liberó la angustia de su cuerpo. Cuando el hombre tocó y señaló su cuerpo, se dio cuenta que no se trataba en absoluto de ella (de su alma) sino única y exclusivamente de su cuerpo. De un cuerpo que la había traicionado y al que ella había mandado a recorrer el mundo junto con los demás cuerpos.

Sueño de Teresa: Marchaba alrededor de la piscina desnuda, junto a un montón de mujeres desnudas. Tomás estaba arriba en un cesto que colgaba del techo de la piscina, les gritaba, las obligaba a cantar y a hacer reflexiones.

El horror que encuentra Teresa en el sueño no sólo es el hecho de que todas las mujeres tuviesen que cantar sino que se alegraban por ello, estaban felices de haberse deshecho de la carga del alma, de la ilusión de la excepcionalidad, felices de ser por fin todas iguales. Teresa cantaba, pero no se alegraba. Cantaba por temor a que esas mujeres la mataran.

Ella había buscado a Tomás para huir del mundo de la madre, para que su cuerpo se volviese único e irremplazable, pero él le volvía a dibujar el signo de la igualdad entre ella y todas las mujeres. No hacía ninguna diferencia entre el cuerpo de Teresa y el de las otras mujeres.

Teresa tenía miedo de sus sueños, ellos ponían en evidencia un padecimiento insoportable.

Capítulo Palabras incomprendidas.

Mujer: ser mujer era para Sabina (amante de Tomás), un sino que no había elegido. Franz (segundo amante de Sabina) le habría dicho: “Sabina, es usted una mujer.”

Comprendió que la palabra mujer no significaba para él la denominación de los dos sexos, sino un valor. No todas las mujeres son dignas de ser llamadas mujeres.

Fidelidad: A partir del amor a la madre nace en Franz la idea de que la fidelidad es la primera de todas las virtudes, que la fidelidad da unidad a nuestra vida.

Traición: Significa abandonar las propias filas e ir a lo desconocido.

Música: es el arte que se aproxima a la embriaguez. La transformación de la música en ruido es un proceso planetario, en el cual la humanidad entra en la fase histórica de la fealdad total: omnipresente fealdad acústica. Y agrega: la omnipresencia de la fealdad visual llegará pronto.

Luz y Oscuridad: para Sabina vivir signifca ver, así como la oscuridad significa la disconformidad con lo que se ve, la negación de lo visto, el rechazo a ver.

Para Franz es tan atractiva la luz como la oscuridad: el gozo requiere oscuridad. Esa oscuridad es pura, limpia, sin imágenes ni visiones, esa oscuridad no tiene fronteras, esa oscuridad es el infinito que cada uno de nosotros lleva dentro de sí.

“En el momento en que siente que el gozo se extiende por su cuerpo, Franz se estira y se diluye en el infinito de su oscuridad, el mismo se vuelve infinito. Pero cuanto mayor se vuelve un hombre en su oscuridad interior, más disminuye en su apariencia externa. Amar significa para él renunciar a la fuerza”

Franz, gracias al encuentro con Sabina, tiene la posibilidad de salir de la imagen de su madre actualizada en su mujer. Transformar el lastre de un amor forzado en un acto. Separarse y elegir una “verdadera” mujer.

Por último, el testimonio de Teresa respecto al momento en que nace un amor:

“La mujer no puede resistirse a la voz que llama a su alma asustada; el hombre no puede resistirse a la mujer cuya alma es sensible a su voz.”