En la historia de Siria, hubo una civilización tolerante en la que reinó Zenobia. Una mujer que me resultó enigmática en otro tiempo y ahora retomo, tal vez conmovida por los acontecimientos ocurridos en los últimos años en un país devastado por la guerra. Como decía García Lorca: hay cosas que no se pueden decir porque no hay palabras para decirlas.
El libro que ha orientado mi lectura sobre la biografía de Zenobia empieza diciendo: “Es prudente pensar que siempre somos responsables de nuestros actos” y continua con tres versos de Ovidio: “es útil que los dioses existan, aunque solo sea como testigo de nuestros juramentos y como es útil, es mejor creer que existen”. Estos versos reflejan el enigma que intento transmitir sobre una mujer que pudo sustraerse a las creencias religiosas de su época, rompió con la tradición y subvierte el lugar social que le es asignado por su condición de mujer.
Se trata de una biografía novelada en la que el autor pone en boca de Zenobia, estas palabras: “me invadía la rabia de ser romanizada y tener que soportar la presencia de un ejército extranjero que intentaba imponer el orden y la justicia, disimulando el desprecio que sentía por un pueblo al que seguía considerando bárbaro”.
De la mano de su maestro Eulemos cruzó la frontera de la infancia, él le transmitió el lenguaje de los poetas y mercaderes procedentes de Grecia y fue así como descubrió otro mundo más allá del desierto que habitaba. Los romanos llegaron más tarde con sus legiones y sus máquinas de guerra.
Zenobia recibió la cultura de sus maestros, sin embargo su padre deseaba que se adaptara a las costumbres romanas y soñaba con obtener el título nobiliario que le faltaba, a través del casamiento de su hija. Según cuentan, Zenobia renunció al amor para cumplir el mandato paterno. Se convierte entonces en la esposa de Odenato, que fue recompensado con el cargo de príncipe de Palmira por su lealtad a Roma. El poder de Odenato, es un arma que utiliza Zenobia convirtiéndose en su confidente. De este matrimonio nace un hijo.
Cuando Odenato es asesinado, el poder recae sobre Zenobia que pasa a ser la reina de Palmira. Transforma la ciudad de Palmira iniciando la época de máximo esplendor por su gloria y riqueza cultural y extiende su reino desde el Eúfrates hasta el Nilo.
Durante su reinado –gracias a las lecturas y discusiones en el Ateneo, organizadas por Casio Longinos–, fue perdiendo su afición por lo absoluto. Fue tolerante en cuestiones religiosas permitiendo la libertad de culto, confiaba en las leyes del azar, sin la necesidad de la intervención divina. En el Ateneo participaban prestigitadores de la palabra que le despiertan el deseo de saber. Las lecturas de los filósofos le hacen abandonar las certezas, al mismo tiempo que le abren nuevos horizontes, su curiosidad era infinita…
Jamás Palmira había dado asilo a tantos arquitectos, escultores, pintores, escritores y oradores, procedentes sobre todo de Grecia. Promovió una escuela de filósofos, quiso hacer de Palmira la capital de las letras, las artes y el comercio. Al mismo tiempo que mostraba su posición de excepción como guerrera al frente de su ejército, dando muestra de su división entre las letras y su espíritu guerrero.
En el desafío llevado a cabo contra Roma, dio la orden de borrar la efigie del Cesar en las monedas y grabó la suya. Hasta llegar a declarar la guerra abierta al Imperio, buscando una hegemonía cultural y política que le permitiera conservar su identidad como pueblo árabe frente a la invasión extranjera. Fue Aureliano quien se apodera de Palmira después de 5 años en los que Zenobia tuvo el poder absoluto. Privada del auxilio militar y amenazada por el hambre, la ciudad de Palmira se rinde.
Camino de Roma, Zenobia y su hijo se embarcan en naves distintas pero el hijo no llegó a puerto, una de las versiones de la historia es que su barco naufragó. Podemos pensar la gran pérdida que supuso esta muerte para ella, si tenemos en cuenta que en la vida de esta mujer su amor fue destinado con exclusividad a este hijo, ya que no se le conoce ninguna historia amorosa con un hombre. Sin embargo, según cuentan sus biógrafos, hubiera sido peor destino para ella verlo convertido en un falso romano. En este punto podríamos considerar un modo de goce más allá del falo en un intento de preservar la identidad como Raza frente a la dominación del Imperio. Con esta pérdida se pone en juego su división mujer y madre portadora de la alteridad que la conduce a un más allá, la otredad.
En Roma se convierte en invitada y cautiva a la vez, teme transformarse en una matrona romana. No puede renunciar a su posición y cae sobre ella la maldición de la mujer de excepción, suicidándose para no someterse a las costumbres romanas.
A Zenobia le acompañaron en la batalla y le sirvieron de sostén sus Ideales, los fantasmas de reinas de Oriente, todas ellas muy decididas que lucharon para defender a su pueblo del Imperio: Semíramis, Nitrosis, Dido, Artemisa y Cleopatra. Eran el espejo donde se miraba en los momentos de soledad. Al mismo tiempo aparece una reflexión en su biografía: “siempre estuvo rodeada de tramposos, unos por perfidia y otros por cobardía”. Refiriéndose especialmente a su padre, que obtuvo los honores del reino, gracias al matrimonio de su hija. Aquí podemos leer como de la posición histérica se desprende una voluntad de dominio que denuncia al Amo que intenta arrebatarle sus señas de identidad.
En este relato encontramos el rasgo de una mujer coraje, dispuesta a llegar hasta el final sin detenerse, incluso hasta perderlo todo. Embarcada en un goce más allá del falo que la lleva a una guerra contra un Amo que no reconoce.
Hoy son “otros bárbaros” los que han sumido el país de Zenobia en la devastación, por una supuesta guerra de religiones.
Antonia García Lozano. Miembro ELP y AMP. Málaga.
Bibliografia:
- Bernard Simiot, Zenobia reina de Palmira, Emecé, 1995.
- Revista de Historia ( 18-1-2015).
- Mujeres en la historia (14- 9- 2011).
- Jornadas de cultura europea, conf. La mujer en Europa. Por Eva Tobalina (prof. Historia Antigua) Universidad de la Rioja.
- Miller, Jacques Alain, Mujer coraje. Lazo AMP 2016.
- Alemán, Jorge, El giro religioso, Europa inacabada pag.159 de Lacan en la razón posmoderna, Miguel Gómez Ediciones 2000.
- Corral, J. Luis, La prisionera de Roma. Planeta 2011.